viernes, 21 de diciembre de 2012


SOY EL TIPO QUE INVESTIGA A LAS MUERTAS 



 Esta mañana, te veo dormir sobre la cama, no bajo las cobijas, junto a tu sueño, veo emerger las imágenes que estas soñando. Salgo de la habitación, cruzo el espejo junto con Alejandra. Nuestro mundo sería mucho mejor, si la realidad no tratará de imitar al reflejo y no al revés. Los espejos de la realidad ya no están llenos de imágenes verdaderas, el color negro ya no es un color, sino la ausencia de él, sólo es el reflejo de todos los colores, el exceso. El blanco, tampoco es un color, sino el reflejo que despiden ciertas superficies al ser tocadas por la luz. Nada es lo que parece, todo lo que creemos ver no es sino un sueño al estar de este lado del espejo. 



 – “Desde hace tanto tiempo detesto al “ser humano” que me habita, quisiera que la Reina de corazones ordenará: “! Qué le corten la cabeza!” –.  Dices Alejandra.



Los humanos como los espejos somos seres abominables porque tendemos a la copula y la reproducción, como lo dice el libro: Anglo-American Cyclopaedia, en el volumen XXVI, en un artículo sobre Uqbar,: “Copulation and mirrors are abominable”. 



Si Alejandra, es del libro de Borges… Ya sé que el texto, en su idioma oiginal, dice uno de sus gnósticos: “…el visible universo es una ilusión o (más precisamente) un sofisma. Los espejos y la paternidad son abominables (mirrors and fatherhood are hateful) porque lo multiplican y lo divulgan”. Así los hombres como los reflejos no hacen otro cosa que engañar, copular, reproducirse y tratar de estar por sobre los otros. 



 Mejor me fugo de esta realidad contigo Alejandra; es decir, con tu reflejo. 



Trato de escapar de la vida, o mejor dicho, quiero morir en ésta. Porque a mi saber y mi entender, yo no he sido “el ser de la vida” de nadie. Sólo soy el reflejo solitario que quiere que sea. Solo soy el tipo que investiga a las muertas y nada más, no le pagan, no tiene asesoramiento forense, ni apoyo logístico, sólo soy el del amor al arte. Voy por ahí molestando a la gente, abriendo cloacas, tratando de hace agujeros en la conciencia de la gente, soy el que nadie quiere, el que esta solo, y el que siempre se queda solo. Como los invitados incómodos que se quedan al final de la fiesta y nadie quiere llevar a su casa. 



 Ahora a través de lo onírico, estoy contigo.  



Alejandra. Dices:

– “La jaula se ha vuelto pájaro y se ha volado y mi corazón está loco, porque aúlla a la muerte y sonríe detrás del viento a mis delirios. Qué haré con el miedo, Qué haré con el miedo”. El mundo o lo que conocemos como tal, se ha convertido en un pájaro. Las palabras que antes me salvaban se transforman en un abismo. 
–¿Y el miedo? – Me preguntas, Alejandra –. Y te respondes por ambos: “El miedo ya no sé donde ponerlo”. 
 Alejandra, aquí las muertes suceden en apariencia por nada y nadie sabe porqué, sólo suceden. O eso creen todos. 
 ¿Sabes Alejandra? Hace algunos días, yo también, he venido soñando que el tiempo tiene imagen y es femenina, es un ángel perverso como todas las mujeres, es lúgubre, y carroñero, viene a enterrarme sus agujas en el costado de la imaginación, asesina mis pensamientos. He aquí la precisión de la perversidad femenina. 


Así que la muerte compensaría mis excesos de pensamientos y alabanzas a las mujeres, ¿o debo decir a los pájaros, o quizá, debo decir, a los ángeles? Me gustaría escuchar tu versión de los hechos algún día pero naturalmente más allá de la muerte, o quizá en otro sueño contigo Alejandra.

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