domingo, 30 de diciembre de 2012

ELLA Y EL DRAGÓN 


Nunca antes había visto a una mujer en un sueño como este. Alejandra es el ser que nos habita o para mí, mi amiga imaginaria y son lo mismo, están en el centro del escenario, su imagen es mi sueño y es como el de unas santas con un dragón, ¿el simbolismo sale sobrando?, lo único importante es que ellas están ahí. 

 ¿Saben? Nunca fui religioso, ni siquiera me han domesticado con el cristianismo, o el budismo, el comunismo, el vegetarianismo o alguna otra creencia de esas que los hombres buscan para no sentirse solos n la vida; lo intentaron mis padres conmigo, pero fallaron, soy un ser libre de pensamiento, o al menos eso creo. Hoy, me aprehendieron los sueños no se si reír o tomarlos en serio. Tampoco he domesticado dragones, pero los sueño. Mucho menos creo que hayan existido, pero ahí están, verdosos y brillantes, con sus escamas y su largura como de serpiente o pez; grandes, muy grandes, gigantes, es decir, monstruosos.

Hay varias muertas, ya son cientos de desaparecidas en el mundo, y yo sueño con dragones y mujeres. Los sueños son como cartas enviadas desde el infierno con una pista dentro – todo un acertijo para el Doctor Freud –. Lo importante de todo esto, es que ellas están en el centro del sueño, ahí está mi amiga imaginaria. ¿O debo decir? Alejandra o ambas. Como sea, o como las veo, las verán ustedes cuando lean estas palabras aquí, en el andén de su tranquilidad. 

Yo sólo soy quién presta su sueño, su imaginación, que es tan grande como la de todos ustedes: ¿Ustedes, también tienen amigas imaginarias? Soy el ser que vive, el detective que sueña, que imagina ir y venir con su amiga por la vida, soy “el ser humano”, sin que esto sea un motivo de orgullo, por el que ustedes ya están soñando conmigo y yo con mi amiga imaginaria y con Alejandra. Pero esto tampoco es motivo de orgullo: ¿qué orgullo puede tener alguien, cuando sabe que va a morir al final de la historia?

Estamos en el centro de un sueño, estamos en el sistema planetario llamado vía láctea. ¿Saben qué? No somos el centro del universo y, para acabarla, la tierra no es plana; tampoco somos los seres más importantes de este mundo, apenas somos una especie de primates en extinción, con un dejo de gran ambición e imperfección, que quieren dominar a todos los demás. Pero a veces soñamos, o ustedes sueñan que me sueñan, o yo los sueño, o sueño a mi amiga imaginaria y a Alejandra, o más exactamente ellas nos sueñan a todos. Lo cierto es que yo solamente escribo sobre estas páginas en la que ya ustedes son personajes. Pero Shshshshsh… el dragón comienza a despertar.

1 comentario:

  1. Ese amigo imaginario de la infancia se transmuta aquí en Alejandra. En algún punto de nuestra vida sucede.

    Para mi abuela Leonor era "Lucía" todos eramos Lucía. ¿Te mandé alguna vez un texto sobre eso? es algo viejo tal vez vuelva a subirlo al blog un día de estos, ahora que ya es en memoria de mi abuela.

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